"El usuario no posee un buzón de mensajes" por eso no sé que titulo ponerle

Bueno, es para mi un verdadero placer presentarles al columnista invitado del mes en el magazine virtual de avances científicos más grande de Internet (Juguetishimo.com).

El comité científico en conjunto con el grupo de editores (conformado por: Carolina Mejía, Carolina Mejía y Carolina Mejía) abrieron la convocatoria para escoger al invitado y he aquí el resultado:

Querida Caro,

Espero hacer una contribución no menor a las que recibes a diario en esta tremenda página web. Sobra comenzar suscribiendo mi anhelo de que en muy poco tiempo se convierta en un sitio avalado por toda la comunidad científica y los cánones mundiales de investigación, ya que observo por sobradas razones el contenido, la esencia y la aplicabilidad de dicha herramienta que de tu buen corazón ha brotado para todos aquellos que no tienen nada, pero absolutamente nada que hacer en sus horas de ocio (Me incluyo también).

Bueno, sé que llevaba días, creo que meses prometiendo contribuir con algo a tu espacio; ya sé que el tiempo va a acabando con ciertas capacidades con las cuales los otros nos suelen conocer en el pasado, pero trataré de ser breve y precisa para contarte que ciertas cosas que venimos viviendo los que ya nos conocemos hace varios años (tantas y tantos por mencionar, que ustedes después de leer sabrán a quienes me refiero) y que han cambiado de forma sustancial, mi manera de ver el mundo.

Tal vez en otro tiempo, hubiese comentado algo sobre la problemática de hambre en Tanzania, o yo que sé, hubiese escrito sobre la validez del Estado en la posmodernidad (o modernidad tardía) en los países subdesarrollados; o también hubiese podido escribir sobre el envenenamiento mental que sufre el país por culpa de los medios de comunicación; o la mejor y esto hubiese tenido mayor credibilidad, me hubiese dedicado a relatar un ensayo erótico sobre lo que posiblemente me haya hecho enamorar por primera vez (Ayy que tierno, todavía abundan en mí ecos de amor del pasado) . Pero no, hoy quiero hacerte un aporte Caro, sobre aquellas cosas que le dan valor a la vida y por qué no, a la muerte, sobre aquellas cosas que estamos tan acostumbrados a tener, que terminamos creyendo que son inmutables e incambiables: Hablo, de la gente y de los sentimientos; hablo de las dos cosas que posiblemente cambien más en el mundo, incluso más que el clima, incluso más que los fenómenos de reacomodación de la tierra, incluso más que los políticos de turno, incluso más que las muertes violentas en países como el nuestro.

Comienzo mi aporte diciendo que cierta vez cuando tenía 15 años y hacía un pequeño curso de astronomía en el planetario, alguien me dijo que el universo se estaba extiendo de tal manera, que posiblemente estuviese acelerando el tiempo y dicho así, si el tiempo se aceleraba, nuestro envejecimiento y esa gravedad horizontal de la que pocos hablan terminaría por consumir rápidamente nuestro corto viaje por la tierra y así mismo aquellos afectos que por más que hubiésemos querido tener, terminarían yéndose pronto, porque así lo dictaba el universo y esa física que a mi corta edad, me terminó haciendo creer que el tiempo no era controlable y que predecir con certeza y precisión la situación de un objeto tanto en el pasado como en el futuro (digamos nosotros los humanos), con sólo conocer la definición de uno de los estados del objeto considerado la ley que rige su evolución (digamos el tiempo) no me serviría de nada, si seguía creyendo que había minutos, horas, meses y años para empezar una y otra vez.

Les mencionaba mi molestia absoluta con la ciencia: 9.8 seg, la velocidad con que caen los cuerpos atraídos por la velocidad terrestre. Todos caen a la misma velocidad; todos, incluso una pluma hasta una caja fuerte que pesa toneladas cuando es lanzada desde gran altura. Mi mayor problema no fue descubrir el gran inconveniente que me generaba la expansión del universo y la gravedad vertical de Newton; mi mayor problema fue encontrar que había otra gravedad peor: La gravedad horizontal, porque por culpa de ella, envejecíamos. Irremediablemente éramos atraídos por el tiempo, hacia delante, hacia el deterioro, hacia el olvido, como alguna vez se lo dije a una vieja amiga (ya sabrá ella quién es)

No sé si esta sea la manera de de acercarse a ciertas soledades como las de ustedes o como la mía, pero pienso que a esta altura me vienen comprendiendo a que me refiero. Cada uno a nuestra manera, vive su propia gravedad horizontal, unos más rápida, otros más lenta, pero todos a la espera de que alguien, o algo les responda la pregunta del por qué estamos aquí. Y la verdad yo no la tengo, incluso creo que nadie la tiene, yo sólo opté por pensar que desde aquel día en que descubrí la inclemencia del tiempo, me debía dedicar a cultivar más gente y creo que ese proyecto fracasó porque no tuve muy claro un elemento que hoy comento porque ya lo interioricé:

Ah el llamado efecto mariposa; un efecto no mirado desde un punto de vista físico, ni biológico, ni científico, simplemente observado y explicado en lo siguiente: Cómo es que una pequeña perturbación del estado inicial de un sistema (la persona humana) puede traducirse, en un breve lapso de tiempo (digamos la amistad, el amor) en un cambio importante en el estado final del mismo (decidir estar solos o simplemente acompañados). Pues sí, finalmente todo este discurso para decir, que todo lo que hagamos durante nuestras relaciones (sea comenzando, en el medio, en el momento que sea), tienen efectos fuertes y duraderos en nuestra existencia.

Por ejemplo y para el caso de todos: El no cerrar ciclos, el no decir adiós a tiempo, el no comprender las actuaciones del otro, el egoísmo, la falacia, la mentira, la desconfianza, el desespero por encontrar compañía, los malos amores, las falsas amistades, todo eso a la par o por separado, terminan haciendo que el tiempo envejezca las buenas maneras de ser feliz en este caótico mundo, todo, porque hasta el más mínimo detalle tiene que ver, todo porque hasta la más mínima actuación marca ciertas decisiones futuras. Y es que aquí me atrevo a decir, que prefiero que olviden todo lo que hasta ahora he escrito, si recuerdan, que el banco de tiempo que tenemos los humanos está agotado y que en nosotros queda aprovechar las reservas.

Termino diciendo que no me ha servido de nada leer a Nietzche, Heidegger, Sartre, ni Mishima, mucho menos a Shopenhauer, me quedo con mi filosofía corta y mundana, que como alguna vez les dije, se resume en cinco consignas:

1. No hagas favores a quienes no te los ha pedido

2. El tiempo suele más corto de lo parece

Y mis tres grandes conclusiones: Ni todos los niños son tiernos, ni todos los perros son fieles, ni todas las putas lo dan por necesidad.

Bien, pido disculpas a quienes los haya aburrido, pero la verdad, poco me interesaba que esto trascendiera a la historia. Ya sabrán quienes me leyeron que en el fondo, no quería hacer un aporte, sólo quería recordarles que yo sí extraño eso que la maldita expansión del universo ha provocado en cada uno de nosotros: El envejecimiento de los afectos y con ello, quitándome a mi lo que más aprecio: El Tiempo, tiempo para estar con ustedes los que sé que visitan este espacio o que por alguna razón les llegó este encargo. Y por qué no, tiempo para habernos tratado de comprender un poquito más y mal entendernos un poco menos. Pero bueno, ahí les dejo mis postulados y mi mensaje de que siempre hay cosas por hacer, siempre hay cosas buenas para recordar, siempre hay cosas que recuperar pero no siempre nos damos cuenta que corto es el tiempo para tantas tareas a la vez. Otro día los aburro, con un tema medio bueno, El azar. Ja, pa`la próxima serà!!